En esta ocasión, Xoán nos anima a hacer una propuesta innovadora. Yo siempre tengo en mente el teatro, que para mí no es distinto de la vida. Y como la educación es para la vida, por qué no hacer teatro.
Viendo
modelos educativos donde se aprende haciendo y mezclando edades y toda la
diversidad humana. Desde los departamentos de Lengua y Literatura podríamos
utilizar el currículo de literatura para mezclar alumnos y alumnas muy
diversos.
Delors
nos indica que uno de los pilares de la educación es aprender a vivir juntos y
que la mejor forma de lograrlo es tener objetivos comunes. En un centro rara
vez se sale del aula a conocer gente de otros cursos y, por tanto, pienso que
esta iniciativa puede ser humilde, pero generar grandes beneficios (inmateriales,
claro).
De
esta forma, la idea es mezclar alumnado de todos los niveles para montar un
pequeño espectáculo donde se incluyan textos de autores trabajados. No solo
teatro, también poesía y narrativa.
Los
pequeños aprenden de los mayores y viceversa. La materia se hace práctica y se
convierte en algo donde todos están involucrados y participan. En otras
palabras, se crearían vínculos y redes de apoyo entre alumnos que pueden ser
muy trascendentes en el devenir de un centro.
Esto
es un esbozo de lo que podría ser, quizás idealista, pero para construir
comunidad y para adquirir conocimientos que vayan más allá del examen, vivirlos
y disfrutarlos es esencial.
¡La
clase a escena!
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