Ha
pasado una década desde que salí por la puerta del instituto y revisando el
organigrama del consejo escolar tan solo he podido reconocer un nombre, signo
de que el cambio en el centro ha sido notable. Por eso, sería un error por mi
parte comparar el proyecto educativo actual con mis experiencias allí.
En los objetivos, me parece muy reseñable que el eje de todo sea el alumnado y que el centro ponga a sus estudiantes con fin.
Tienen una concepción abierta en cuanto a pluralidad ideológica, respeto a la diversidad y vocación universalista. Estos puntos sí se cumplían en mis años de estudiante y siempre me gustó ver la pluralidad de mi centro, pues no lo veía en otros centros de amigos míos.
Además, se centra en crear ciudadanos activos y con oportunidades amplias de formación y empleo.
En su día, la jefatura de estudios era algo recia y muchos llamaban al centro Núñez de (C)Arce(l). Hoy parece haber una deriva más relajada y de creación de un centro donde se respire sensación de comunidad y no de desmesurada disciplina.
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